lunes, 3 de junio de 2013

Redacción (13)

La máquina

Era una tranquila noche de otoño. Nuestra querida amiga Sara dormía apaciblemente. De repente sonó el teléfono. Sara se despertó aturdida. Cogió el teléfono y preguntó:

  • ¿Quién es?

Al otro lado del teléfono se escuchó:

  • Sara, ¿eres tú?

Ella respondió:
  • Si, ¿qué pasa?
  • Soy Antonio. Necesito que te reúnas cuanto antes conmigo  en la puerta del Castillo en ruinas. Tengo una cosa muy importante que decirte.
  • De acuerdo. Voy para allá.
  • ¡Vale!. ¡Nos vemos!.
  • ¡Adiós!

Entonces Sara se puso un abrigo, cogió su coche rojo y salió a toda pastilla. Cuando llegó y vio a Antonio, le preguntó:

  • ¿Qué es lo que pasa?¿Por qué esas prisas?

El respondió:

  • Lo que pasa es que ha sido encontrada una nave con tecnología que no es de este mundo. Así que quiero que vengas conmigo a investigar la nave.
  • ¡Vale!. Iré, pero si dejas venir a Alfonso.
  • ¡De acuerdo! Me parece bien.
  • Entonces nos vamos y lo llamo por el camino.
  • ¡Vale!

Entonces Antonio y Sara se meten en el coche y se dirigen a su destino.

Al llegar a donde estaba esa especie de nave, se encontraron con Alfonso y lo saludaron. Tanto como Sara y Alfonso, Antonio también se sorprendió al ver la nave. Cuando entraron y la examinaron por dentro, se sorprendieron aún más. Tenía muchos dispositivos. De repente, la nave empezó a moverse y, en un instante, estaba surcando el cielo.

A Sara le dio un ataque de nervios y, afortunadamente, de forma accidental pulsó un botón que resultó ser el de aterrizaje. Poco a poco la nave fue descendiendo.

En cuanto aterrizó, Sara y compañía salieron corriendo y, de nuevo, la nave salió volando hacia el espacio y  perdiendose en la lejanía.

Nunca sabremos que misterios podría haber desvelado.

2 comentarios:

  1. Ummmm...interesante historia. Se nota que te gusta esto de escribir, lo haces muy bien. Felicidades.

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